EL INDIO SOLARI HIZO VIBRAR A UNAS 35 MIL PERSONAS EN SU PRESENTACIÓN.
Los 35 mil fans del Indio Solari disfrutaron de un show poderoso, acompañado de la tecnología de pantallas Led y un nuevo sistema de luces (Gentileza el Tribuno de Salta).
Edgardo Litvinoff – Suplemento VOS
Enviado especial a Salta. Otra vez, el Indio Solari lo hizo. Bastó que pusiera un pie en el escenario para que esas 35 mil voces contenidas estallaran con Todos a los botes , el primer tema con el que el ex líder de los Redonditos de Ricota partió el aire del Estadio Martearena, anoche en Salta.
Tanta espera, tanta previa y tanta misa tuvo su premio para los que no abandonaron, para los que llegaron a Salta desde todo el país e incluso desde Chile, Bolivia o Paraguay. A las 21.45 se apagaron las luces y comenzó el delirio.
En la previa, Solari dio una larga entrevista a la radio Mega 98.3 en la que anticipó el espectáculo: “Se va a ver un show con una gran puesta. Como la de Tandil, no escatimamos nada ni en sonido ni en pantallas. La gente verá un buen show en Salta”.
Así fue. El show del Indio, junto a los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, sorprendió desde el principio: nuevo sistema de luces, nuevo sonido, un escenario gigante y pantallas led –todo trasladado varios días antes por 15 camiones– que elevaron el impacto visual del espectáculo a niveles psicodélicos.
Ojo: las luces y los videos redondearon un espectáculo ultra potente, aunque la gente, a la salida del estadio, se quedó con el Indio, su repertorio y su voz. Toda la parafernalia, para los más seguidores, sigue siendo eso: un efecto colateral del verdadero motivo por el que decenas de miles son capaces de trasladarse por medio país, a donde sea que vaya de mudanza.
Al final, el recital ofició de presentación oficial de El Perfume de la Tempestad , su último disco, en el que destacaron por su ejecución No es Dios todo lo que reluce , Torito es muerto y Vino Mariani .
Aunque la multitud disfrutó con Martinis y tafiroles , Pabellón Séptimo (Relato de Horacio) y El tesoro de los inocentes .
El Indio paseó por todos los rincones: repasó temas de su carrera solista, además de los infaltables himnos ricoteros como El infierno está encantador esta noche , Un ángel para tu soledad y Mariposa Pontiac/rock del país, El arte del buen comer, Cruz Diablo, y Lobo caído .
Estos últimos provocaron los temblores que hicieron gemir las gradas, balanceadas con la fuerza incontenible de la poderosa música de Solari.
El Indio hizo alusión a los 35 años del golpe militar: “No está mal que aceitemos la memoria, para que eso no suceda nunca más”, dijo antes de arrancar con Queso ruso , que desató un aplauso masivo.
Y, como se esperaba al final, el ardor del ya bautizado “pogo más grande del mundo” hizo explotar la noche con una intensidad inenarrable: tronó Jijiji y toda la estructura se meció con el delirio del público. Cuando terminó, el cemento tardó varios segundos en acomodarse. El Indio se despidió con la sensación del deber cumplido.
Hasta la próxima. El éxodo a Salta había empezado 48 horas antes, cuando los fans del Indio ocuparon la capital salteña, para no dejar plaza hotelera libre. Tampoco quedan pasajes para ningún destino, al menos hasta el martes.
No fue ninguna sorpresa. Ya se sabe que la distancia no es excusa para la tribu ricotera, que no deja de explotar su fervor en cada presentación de este fenómeno único en el país. Desde Córdoba llegaron al menos unas 800 personas en distintos contingentes, sin contar a los que vinieron por su cuenta.
Todos terminaron extasiados y agotados, afónicos, exultantes. A la espera de que Carlos el “Indio” Solari los reúna para la próxima (dicen que será en mayo, en Junín). Por ahora, vuelven felices a sus ciudades. Quieren más. Siempre quieren más, pero se van felices.