EL AGUDO - JAVIER MARTINEZ:
Por: Hernán Firpo para www.clarin.com.ar
No le gusta eso, y no le gusta en plural. "Ustedes nos quieren transformar en un museo". Ustedes, nosotros, los periodistas.
"Tendría que ser un concepto que nos dejara mejor parados. O al menos, vivos. Que nosotros seamos la academia. Que haya un sillón reservado para mí. Los que me preguntan sobre lo que hice con Manal hace 40 años, mejor que hablen con Claudio Gabis y Alejandro Medina (los otros ex del grupo). Nos condenan y yo tengo que ponerme duro para que me den bola con lo nuevo. Somos argentinos. Somos boludos. Los Stones fundaron el rock y ahí están dando vueltas. Entiendan: con esta actitud de veneración nos están matando. Me están matando a mí. Y yo tengo derecho. Me lo gané".
Veníamos envueltos en una meditación de bar, agua mineral y Cachamai. Y vos le decís sí, tenés razón, y le deseas lo mejor del mundo porque querés que le vaya bien. A él. A Charly García. Y le repetís: muchos crecimos con tus canciones. Pero le molesta la necesidad de pulir bronces. Las manifestaciones severamente anacrónicas lo irritan, le hacen levantar la voz, ese vozarrón, y una señora se acerca hasta la tribuna de doctrina: "Usted debería trabajar en radio", le sugiere.
Martínez se fastidia porque el arte, como todo lo demás, necesite de sus catacumbas. Para que haya historia —en este caso, cuatro décadas de rock nacional— tiene que haber perspectiva y este hombre, que parece cualquier cosa menos un rockero, es baterista, cantante y punto de partida. Sí, pero no. Todo este asunto "es triste como el rock futbolizado, sin faltarle el respeto al fútbol". Triste como Tanguito al final, "cuando era realmente insoportable. ¿Vos sabés de dónde viene la palabra estupefaciente? De estupidizar. Si los tarados que se drogan supieran de dónde viene esa palabra tal vez tendrían un poco de autoestima".
Hablame de tu época de estúpido.
La tuve, pero con una droga legal: el alcohol. La otra la vi de costado y hablo de la cocaína, esa droga inventada para la guerra. Con la cocaína no sentís ni miedo ni frío ni hambre. Después los alemanes inventaron las anfetaminas y mejoraron los efectos. Tuve mi etapa de alcoholismo. Ocho años. Y te digo que es peor porque el alcohol es barato, legal y lo conseguís en cualquier parte. La estupidización se extiende y, aproximándose a la boludez, tiene ya casi 200 años. Estoy hablando de nuestro país. En el 2010 vamos a cumplir 200 años de boludos. Sudamérica duerme. Qué estamos esperando para hacer el parlamento sudamericano, el ejército, el fondo monetario, la moneda sudamericana...
Hablás como Bolívar.
San Martín era un militar; Bolívar, un político. Si San Martín sólo fue un soldado para que cambiáramos de imperio, no estaba mal. Hay que cambiar de imperios.
Y si en 1806 no le tirábamos aceite a los ingleses, por ahí nos ahorrábamos hacer blues en castellano.
No. Los ingleses nunca tuvieron interés real en dominarnos. Pero si pasaban, no estaríamos vos y yo acá, sino dos señores llamados Arnold Mathews y John Smith.
Vos cantabas que hacia el sur había un lugar. ¿Es posible esa vieja idea de deserción en un mundo donde la bomba parece estallar en todas partes?
Lo del mundo global es mentira. ¿Vos sabés cómo se pincha un globo? Con un alfiler. Cuando era chico, globo era sinónimo de mentira. "Es un globero". La globalización es un plan imperial endeble de los Estados Unidos. Está China, India, Europa. Y esto no es el Crack del 29. Eso era real y no esta fiesta de la especulación que armaron unos pocos para que paguemos entre todos.
¿Por qué opinás sobre todo esto? ¿Dejaste de escribir canciones y te pusiste a leer historia y geopolítica?
Nunca dejé de hacer canciones. Este año escribí diez. Cuando me voy a la cama, leo; cuando viajo en colectivo. Leo desde chico, es algo que me inculcó mi padre. Además, tuve una buena bohemia. No paraba con los Tanguito o los Pity (Alvarez). Paraba con (Oscar) Massota (que introdujo a Lacan en nuestro país). Y soy fanático del revisionismo. Si revisáramos la historia tendríamos que tener un parlamento sudamericano, un sudamero, la Unión aduanera sudamericana. Yo no creo en el reduccionismo del ser humano a las simples leyes económicas.
¿Con que rockeros te sentás a hablar de todas estas cuestiones?
¡¿Rockeros?! Esto podría hablarlo con Spinetta y punto. Los demás rockeros no leen, no piensan. Un error gigante. Creo que el juglar debe bajar línea. A mí me emociona leer en Martropía (un libro de Conversaciones con Spinetta) que mis letras modificaron al Flaco. El también me modificó a mí. Yo que era tan terrestre, me dejé contagiar de su surrealismo y escribí cosas como "en esa galaxia azul está Paula esperándome, sonriendo porque es inmortal". ¿Hoy el rock qué lee? ¿Vos sabés qué lee? Cuando se separaron Los Gatos, nos llenamos de ratones. Pensalo: Súper Ratones, Ratones Paranoicos, Rata Blanca...
¿Hablás de la conducta roedora, de la plaga que hace daño, de Los Cadillacs llenando dos canchas de River?
La plaga, la peste bubónica o peste negra terminó con la mitad de Europa, porque Europa también se quedó sin gatos, ja, ja, ja, y tuvieron que mandar barcos a Egipto para traer gatos de allá. Pero el snobismo, como decía Borges, es la más sincera pasión argentina. Por eso, el snob busca esos gatos horribles, el gato persa que parece un ómnibus, el siamés que parece un perro. El gato más hermoso de todos es el egipcio.
Si Lennon viviera me lo imagino preocupado por la extinción de la ballena blanca de Alaska y esas cosas. ¿Estás de acuerdo?
Cuando me di cuenta de que John Lennon era un varón domado, y dejó que su mujer se metiera en su laburo, empecé a tenerle compasión. Hoy me parece un pobre pibe. Y Yoko Ono es una domadora de varones transistorizada japonesa. Ella lo mató primero.-
EL NEGRO MEDINA nació en el tradicional barrio de. Se cuelga su primer bajo al hombro y forma el grupo que algun memorioso recuerda como "The Seasons" junto a Carlos Mellino y en 1965 graba su primer disco por Microfon. Luego de un período donde supo atronar el mítico Di Tella, reducto de arte moderna, donde hacia música experimental para obras teatrales y era asiduo frecuentador de "LA CUEVA", donde conoció a Moris, Litto Nebia. A los 18 años el destino lo junta con Claudio Gabis y Javier Martinez y forman una banda que en primera instancia iba a llamarse RICOTA por aquello de Cream. Junto a Jorge Alvarez, incipiente productor de la época, crea el sello Mandioca donde, MANAL Graban 2 discos,
Junto a nombres como el de Billy Bond, Jorge Pinchevsky, Pappo, entre otros, forman LA PESADA DEL ROCK & ROLL. Su primer material, en un disco solista impecable, apoyado por sus compañeros de La Pesada, corría el año de 1973, intervino en el primer disco de Sui Generis, de Raúl Porchetto, David Lebon y LA BIBLIA creación de Vox Dei en un ensamble musical, con la participación de la orquesta estable del teatro Colón. En 1977, forma AEROBLUES, junto a PAPPO Napolitano y graban un disco con el mismo nombre. Graba con Manal el disco REUNION. En 1994, surge HOY NO ES AYER, su segundo disco solista. Sin Gabis y con javier martinez participa del nuevo Manal, graban en vivo "MANAL EN EL ROXY”.
En el 2000, forma un trio POWER, LA ALEJANDRO MEDINA Band. Luego de muchos años, Medina regresó al estudio para registrar "De qué sirve la vida", en el 2005.
La entrevista de Enrique Symns, publicada por el Diario Crítica.
Pasó por Manal, La Pesada del Rock and Roll y Pappo’s Blues. Antes conoció desde adentro La Cueva de Pueyrredón y Juncal, espacio mítico de la fundación del rock nacional. En esta entrevista el bajista no sólo habla –y reparte parejo– de música y de músicos. Habla de calle, de barrio, de piñas y echa una nueva mirada sobre aquel episodio de octubre de 1972, cuando el Luna Park fue escenario de una gresca maravillosa entre policías y rockeros.
La vera historia del “rompan todo”. El 20 de octubre de 1972, en el Luna Park, se realizó un legendario e inolvidable concierto de rock. Tocaban las bandas más importantes de la época: La Pesada del Rock and Roll, Pescado Rabioso, Aquelarre, Color Humano, Litto Nebbia y Pappo’s Blues.
–El finado Tito Lectoure era una amenaza para el rock –recuerda Medina–; el rock no le cabía para nada. Esa tarde nos fuimos al cine con el batero Isa Portugheis a ver creo que una cinta con Hackman y Pacino. Era un día redondo: íbamos a cobrar doble cachet por el recital y por la transmisión televisiva de Canal Once. Así que estábamos bien, temprano nos fuimos para el Luna. Aunque no había pruebas de sonido maratónicas como ahora, queríamos calentarnos un poco.
En aquella prehistoria no sólo no existía la prueba de sonido, tampoco había vallas de contención, ni seguridad de escenario, ni camarines, ni catering. Desde temprano Lectoure estuvo acosando a los músicos. Las plateas eran muy caras. El espacio del Luna no era como el actual. Las plateas eran las bajas y lo que podría llamarse la zona del ring side. Las populares estaban arriba muy lejos del escenario. Así que los músicos se vieron obligados a tocar rodeados de butacas vacías y con un público distante.
–Con La Pesada hicimos dos o tres temas y el quilombo se armó cuando hicimos un tema muy pesado, “Fiebre de la ruta”. El público se puso bien calentito y nosotros también. Cuando el tema terminó, Billy Bond no dijo “rompan todo”, eso fue un invento de la prensa. Billy le gritó a la gente “bajen todos”. Y claro, bajaron todos. La policía no entró a reprimir a la gente, vino a matarnos a nosotros. Teníamos que defendernos y al mismo tiempo ir desarmando todo. Yo tenía un ample que pesaba como 100 kilos. Los pibes nos defendieron. Agarraron unos bancos pesados, como de tres metros de largo y le daban a la cana. Fue una buena pelea, los pibes recibieron pero también dieron. Fue todo culpa de Tito Lectoure, a esa clase de tipos nunca les gustó el rock ni les sigue gustando ahora.
La epopeya del Luna terminó en la comisaría 22ª con todos los músicos encanados y una condena pública que hizo desaparecer el rock nacional de todos los medios. Hasta que en el año 1982 el Festival de la Solidaridad, que organizaron los milicos en el transcurso de la guerra de las Malvinas, lo indultó.
Hace unos cuantos años fui a visitar a Billy Bond en su mansión de Tijuca en Río de Janeiro.
–No grité “rompan todo” –me dijo–. Pero está bien que crean que grité eso… Muchachos, si los persiguen, rompan todo.
PUÑOS O LITERATURA. En 1974, quien escribe estas líneas vivía en San Pablo, extraviado y sin rumbo. Vivía más precisamente en una pensión horrible sobre la rua Augusta y mi único consuelo era visitar la casa de un fotógrafo muy talentoso que se llamaba Roberto Amitrano. Esa casa siempre estaba llena de locos y viajeros. Una tarde, muy intimidado por los personajes que se habían reunido, me senté en un sillón junto a un grandote simpático y cariñoso que me envolvió en una conversa llena de anécdotas. Yo no sabía que era el famoso bajista de Manal. Y a él no le importó un carajo que yo no lo reconociera. Después nos tomamos un ácido en Olmué, un pueblito cercano a la gran metrópolis y durante el transcurso del viaje no dejé de sentirme protegido por la sombra de su presencia. Muchos años después, a principios de los 90, nos hicimos muy compañeros. Compartimos rumbas y desgracias, conversas y cortejos de muchachas, recitales y boliches. Nunca dejé de sentir su calidez, su oscuridad oculta y también su luminosidad. Él fue quien cierta vez me dijo una frase tremenda refiriéndose a mi vida: “Si de chico no te agarraste a trompadas, de grande sos escritor”.
GRANDES FIGHTERS DEL ROCK. Hace unos cuantos años hice una investigación profusa sobre los grandes peleadores del rock. Hay de todo. Pappo era muy violento y agresivo. Charly no esquiva las peleas aunque cobre. El Indio Solari es bravo y fue capaz de enfrentar al temible boxeador que es el periodista Ricardo Ragendorfer. El saxofonista Willy Crook supo ser un gran combatiente, un guerrero muy difícil de tumbar, dueño de una poderosa trompada y con esa especial locura de algunos peleadores: la capacidad demencial de enfrentarse a media docena de rivales. Melingo tenía sus patadas voladoras. Y el Mosca, el cantante de Dos Minutos, en sus borracheras, se agarraba a trompadas con el ejército.
Sin embargo, el rey, el verdadero rey de la pelea fue Alejandro Medina. Uno de esos tipos que saca la cara por sus amigos. En dos ocasiones me sacó de encima pesados que intentaban humillarme.
–Yo nunca tuve guardaespaldas, así que cuando iba a tocar andaba con dos revólveres. Un domingo a la madrugada veníamos de tocar y teníamos que ir a hacer prueba de sonido en el Coliseo a las 11 de la mañana. Los de Vox Dei llegaron tarde así que les comimos el turno. Viene al escenario Willy Quiroga con ese ímpetu que tenía cuando era joven y me quiso sacar de prepo. Le dije: “Nene, tenés que pagar derecho de piso, quedate tranquilito que te voy a poner”, y me puse los dos revólveres en la cintura. Después nos abrazamos en los camarines. A veces hubo que tirar unos tiros al aire, pero nunca le di a nadie”.
Una noche, en 1989, Alejandro estaba con la Gallega, su novia de aquellos tiempos, en la oscuridad de una calle de Almagro, cuando fue asaltado por dos tipos con cuchillos. Uno consiguió escapar.
–Al otro lo dejé planchado. Quedé completamente manchado con la sangre del tipo. Le di mal, muy mal. Le rompí la cabeza contra el cordón de la vereda, lo dejé con el plexo destrozado por los rodillazos que le di en los pulmones. Me subo al colectivo, inundado de adrenalina y en shock. Por suerte me acordé que tocaba en Cézanne. Llego y voy corriendo al baño y se me aflojaron los esfínteres, no alcancé ni a bajarme los pantalones y ahí vino a verme el Gallego con merca, me llenó la nariz de merca y me sacó de ese estado. Un médico después me dijo: “No todo aquel que te saca de la mierda es un amigo. En el estado en que estabas esa merca te sacó de un posible coma adrenalínico”.
Medina nunca fue vencido en una pelea mano a mano. Sin embargo, en 1978, un famoso playboy boliviano que hacía cine publicitario y vendía marihuana fue atrapado por los toxis y antes de que le pegaran confesó que el narco era Alejandro Medina. Alejandro despertó en una pesadilla. La policía destrozó su casa, lo secuestró y durante una semana fue golpeado brutalmente y torturado con picana y el clásico submarino. Esa pesadilla cambió su vida y creó cierta zona paranoica y peligrosa en su mente. Unos años después, a través de un agente de la Federal que era su alumno de bajo, supo que su amigo lo había buchoneado.
–En el ser humano hay una caja de Pandora. Desde esa vez yo no puedo estar con desconocidos porque me agarra el animal. Soy músico, pero también soy animal.