Redacción VOS
El humorista tendrá distintos espacios en el festival y presentará a algunas de las bandas más importantes. Mirá videos y toda la grilla.
La edición de los 10 años de Cosquín Rock sigue sumando novedades. Hace pocos días se confirmó la inclusión en la grilla de los uruguayos El Cuarteto de Nos, ahora se supo que habrá varios espacios dedicados a Diego Capusotto, el humorista que no podía estar ausente en el décimo aniversario de una de las citas más importantes del rock argentino.
Según confirmó José Palazzo, el máximo responsable del evento, habrá un "Museo de Capusotto y sus videos", en el que se podrán encontrar distintos objetos relacionados con la figura del actor y un local gastronómico que se llamará Pizzería Los hijos de puta, en alusión a un segmento del programa (ver video). Esperemos que en este caso, la atención no se tan desastrosa.
Pero el mayor protagonismo de Capusotto será en las pantallas gigantes, a través de las cuales presentará a las bandas más imporantes de la grilla, interpretando sus personajes más característicos como Violencia Rivas, Bombita Rodríguez, Pomelo y otros. Recordemos que el humorista ya había realizado una intervención similar en la vuelta de Soda Stereo en 2007, en ese caso con el personaje de Juan Carlos Pelotudo intentando tocar De música ligera (ver video). Habrá que ver con qué sorprende del 12 al 14 de febrero. Para ver toda la grilla e info del Cosquín Rock, hacé clic acá.
La edición de los 10 años de Cosquín Rock sigue sumando novedades. Hace pocos días se confirmó la inclusión en la grilla de los uruguayos El Cuarteto de Nos, ahora se supo que habrá varios espacios dedicados a Diego Capusotto, el humorista que no podía estar ausente en el décimo aniversario de una de las citas más importantes del rock argentino.
Según confirmó José Palazzo, el máximo responsable del evento, habrá un "Museo de Capusotto y sus videos", en el que se podrán encontrar distintos objetos relacionados con la figura del actor y un local gastronómico que se llamará Pizzería Los hijos de puta, en alusión a un segmento del programa (ver video). Esperemos que en este caso, la atención no se tan desastrosa.
Pero el mayor protagonismo de Capusotto será en las pantallas gigantes, a través de las cuales presentará a las bandas más imporantes de la grilla, interpretando sus personajes más característicos como Violencia Rivas, Bombita Rodríguez, Pomelo y otros. Recordemos que el humorista ya había realizado una intervención similar en la vuelta de Soda Stereo en 2007, en ese caso con el personaje de Juan Carlos Pelotudo intentando tocar De música ligera (ver video). Habrá que ver con qué sorprende del 12 al 14 de febrero. Para ver toda la grilla e info del Cosquín Rock, hacé clic acá.
LA VERDAD SOBRE LA SALUD DE PITY ALVAREZ
Fuente Revista RS
El cantante de Viejas Locas difundió una carta de intimación a los medios que difundieron esa noticia; dice que sólo fue una lesión en la rodilla.
En las últimas horas circularon las más diversas versiones acerca de una internación de Cristian "Pity" Alvarez en el Sanatorio Güemes. Algunas hablaban de una intoxicación con drogas, otras de que esa internación era por orden de un juez civil y hasta circuló un disparatado rumor de una erección peneana que llevaba 24 horas y que era imposible de detener. Por estos motivos, un comunicado de prensa por parte del manager de Pity viene a aclarar los verdaderos motivos de su tratamiento: una afección en su rodilla. A continuación, la notificación completa:
En nuestro carácter de familiares, manager, representante legal, abogado y la totalidad de los miembros de la banda de rock "VIEJAS LOCAS" y en relación a las falsas e infundamentadas versiones que se han dado a publicidad por diversos medios de comunicación televisivos, radiales, gráficos e Internet; a través de las cuales se ha dañado gravemente la imagen tanto de la banda y en especial la de su líder CRISTIAN "PITY" ALVAREZ.
Dichas manifestaciones están previstas y reprimidas por el Código Penal de la Nación y son consideradas delitos contra el honor, Titulo II preceptuadas en los arts. 109: " la calumnia o falsa imputación de un delito que de lugar a la acción pública será reprimido con prisión de uno a tres años"; art.110: " el que deshonrare o desacreditare a otro, será reprimido con multa o prisión de un mes a un año" ambos artículos vigentes por Ley 23.077; art. 113: " el que publique o reprodujere por cualquier medio calumnias o injurias inferidas por otro, será reprimido como autor de las calumnias o injurias de que se trate ; art. 117 bis:(incorporado por Ley 25.326) inc3º " la escala penal se aumentará en la mitad del mínimo y del máximo, cuando del hecho se derive perjuicio a persona alguna. Inc4º cuando el autor o responsable del ilícito sea funcionario publico en ejercicio de sus funciones, se le aplicará la accesoria de inhabilitación para el desempeño de cargos públicos por el doble de tiempo que el de la condena."
En definitiva diversos medios han incurrido en delito sea tanto injuriando, deshonrando, desacreditando mediante falsas imputaciones dirigidas hacia el líder de la banda de rock "VIEJAS LOCAS" motivo por el cual iniciaremos a la brevedad las acciones penales enunciadas por ante la Cámara Penal de la Nación seguidas contra todos aquellos que han cometido en estos gravísimos delitos contra el honor, así como también se iniciarán las correspondientes acciones civiles en su contra por los daños y perjuicios irreparables ocasionados.
Es dable poner de manifiesto y para tranquilidad de los fans de " VIEJAS LOCAS" y para toda al opinión pública en general que CRISTIAN "PITY" ALVAREZ cuenta con excelente estado de salud en este momento y que rechazamos todas las versiones maliciosas y tendenciosas dirigidas contra Pity Alvarez con la finalidad de afectar su imagen.
Es cierto que fue asistido por un brevísimo período en el Sanatorio Güemes pero solo para tratar una afección en su rodilla. Y que gracias al exitoso tratamiento brindado por dicho nosocomio ya ha sido dado de alta.
Por todo lo expuesto intimamos plazo perentorio 24HS a todos los medios de comunicación expuestos que hayan infringido en los delitos citados procedan a retractarse de las falsas, e infundamentadas acusaciones carentes de sustento fáctico a través de los medios idóneos para dicho fin.
Sin perjuicio de iniciar acciones penales y civiles que impulsaremos a la brevedad ante los fueros correspondientes por los delitos cometidos, y los daños y perjuicios ocasionados, todo con costas e intereses a cargo de los medios de comunicación y entidades públicas o privadas que hayan cometido los ilícitos mencionados contra el señor Cristian "Pity" Alvarez, lider de "VIEJAS LOCAS" .
PITY ALVAREZ, su familia, manager, representante legal y abogado.
En las últimas horas circularon las más diversas versiones acerca de una internación de Cristian "Pity" Alvarez en el Sanatorio Güemes. Algunas hablaban de una intoxicación con drogas, otras de que esa internación era por orden de un juez civil y hasta circuló un disparatado rumor de una erección peneana que llevaba 24 horas y que era imposible de detener. Por estos motivos, un comunicado de prensa por parte del manager de Pity viene a aclarar los verdaderos motivos de su tratamiento: una afección en su rodilla. A continuación, la notificación completa:
En nuestro carácter de familiares, manager, representante legal, abogado y la totalidad de los miembros de la banda de rock "VIEJAS LOCAS" y en relación a las falsas e infundamentadas versiones que se han dado a publicidad por diversos medios de comunicación televisivos, radiales, gráficos e Internet; a través de las cuales se ha dañado gravemente la imagen tanto de la banda y en especial la de su líder CRISTIAN "PITY" ALVAREZ.
Dichas manifestaciones están previstas y reprimidas por el Código Penal de la Nación y son consideradas delitos contra el honor, Titulo II preceptuadas en los arts. 109: " la calumnia o falsa imputación de un delito que de lugar a la acción pública será reprimido con prisión de uno a tres años"; art.110: " el que deshonrare o desacreditare a otro, será reprimido con multa o prisión de un mes a un año" ambos artículos vigentes por Ley 23.077; art. 113: " el que publique o reprodujere por cualquier medio calumnias o injurias inferidas por otro, será reprimido como autor de las calumnias o injurias de que se trate ; art. 117 bis:(incorporado por Ley 25.326) inc3º " la escala penal se aumentará en la mitad del mínimo y del máximo, cuando del hecho se derive perjuicio a persona alguna. Inc4º cuando el autor o responsable del ilícito sea funcionario publico en ejercicio de sus funciones, se le aplicará la accesoria de inhabilitación para el desempeño de cargos públicos por el doble de tiempo que el de la condena."
En definitiva diversos medios han incurrido en delito sea tanto injuriando, deshonrando, desacreditando mediante falsas imputaciones dirigidas hacia el líder de la banda de rock "VIEJAS LOCAS" motivo por el cual iniciaremos a la brevedad las acciones penales enunciadas por ante la Cámara Penal de la Nación seguidas contra todos aquellos que han cometido en estos gravísimos delitos contra el honor, así como también se iniciarán las correspondientes acciones civiles en su contra por los daños y perjuicios irreparables ocasionados.
Es dable poner de manifiesto y para tranquilidad de los fans de " VIEJAS LOCAS" y para toda al opinión pública en general que CRISTIAN "PITY" ALVAREZ cuenta con excelente estado de salud en este momento y que rechazamos todas las versiones maliciosas y tendenciosas dirigidas contra Pity Alvarez con la finalidad de afectar su imagen.
Es cierto que fue asistido por un brevísimo período en el Sanatorio Güemes pero solo para tratar una afección en su rodilla. Y que gracias al exitoso tratamiento brindado por dicho nosocomio ya ha sido dado de alta.
Por todo lo expuesto intimamos plazo perentorio 24HS a todos los medios de comunicación expuestos que hayan infringido en los delitos citados procedan a retractarse de las falsas, e infundamentadas acusaciones carentes de sustento fáctico a través de los medios idóneos para dicho fin.
Sin perjuicio de iniciar acciones penales y civiles que impulsaremos a la brevedad ante los fueros correspondientes por los delitos cometidos, y los daños y perjuicios ocasionados, todo con costas e intereses a cargo de los medios de comunicación y entidades públicas o privadas que hayan cometido los ilícitos mencionados contra el señor Cristian "Pity" Alvarez, lider de "VIEJAS LOCAS" .
PITY ALVAREZ, su familia, manager, representante legal y abogado.
UN LEON METALICO
Sorpresa o no tanto, se confirmo la banda telonera del los recitales de METALICA que se realizaran los dias 21 y 22 de Enero en el Estadio de River Plate.
La banda que abrirá los shows del cuarteto de Heavy Metal será Un León Demente, grupo integrado por León Gieco y D-mente.
Una vez confirmada la llegada Metallica a la Argentina y de los días en los cuales realizaría sus recitales, la noticia a revelar era cual seria el grupo que abriría los shows.
Esta ya tiene nombre. Un León D-Mente, grupo que fusiona letras y melodías de León Gieco con la potencia y fuerza de D-Mente, será el encargado de realizar la apertura de los dos shows que se realizaran el 21 y 22 de enero en el Estadio de River Plate.
ARTISTA ARGENTINO DE LA DECADA
Por Mariano Blejman para Suplemento NO Pagina 12 Andrés Calamaro fue consagrado como el “artista argentino de la década” por sus pares, colegas... amigos. Del fin del mundo a la resurrección, de cierto oscurantismo a la recuperación escénica, la relación con sus entornos y sus compadres queda desmenuzada en esta entrevista. Esta fue la década Calamaro. No hay duda.
Durante esta década, la carrera artística de Andrés Calamaro estuvo plagada de canciones. Es que le brotan las historias rimadas por los poros. Esos hits indescifrables, inesperados, acuñados primero en España, después en Buenos Aires, o vaya a saber uno en qué barco, percudieron el inconsciente colectivo de un país que fue en caída libre hasta la crisis de 2001, y desde entonces, a duras penas, remontó. Las canciones de El Salmón, en tanto, acompañaron el momento de mayor producción creativa de un músico que ha logrado conectar su inframundo con todos los estratos del rock argentino, como muy pocos. Tal vez como nadie. Porque El Salmón traga la influencia de su entorno aunque sea por ósmosis, se curte de sus amigos del bajo mundo, sale a rockear con el estadio de fondo, no baja el volumen, defiende los códigos del barrio, y pide que éstos se respeten, arma familia y sigue rockeando, pone el cuerpo como un cowboy bien entrenado, que sabe lo que es cabalgar en el infierno, pone un pez a la plancha y hace un boxset de 5 CDs con El Salmón en 2000, les pone voz propia a Estadio Azteca, La libertad y Las oportunidades en El cantante en 2004, y es disco del año, y así la tropa Leloir le da un empujoncito para El regreso en 2005, y desde entonces las cosas se aceleran y pareciera que no hay fin de año en Buenos Aires si no es con un show de Calamaro. Y cuando las cosas parecen calmarse, Calamaro se regodea un rato con el tango y le pone Tinta roja y gana premios, y se inventa El Palacio de las Flores, y por si alguien duda del camino que ha trazado entonces viene La lengua popular en 2007, donde vuelve a dejar frases perennes en canciones como Cinco minutos más (Minibar), Comedor piquetero, Sexy & barrigón; en 2008 se sube al barco del Indio Solari y como para cerrar la década saca un disco ¡séxtuple!, las obras incompletas de un artista completo.
—¿Qué significa haber sido elegido artista de la década por tus pares?
—Confío en los elementos que empujaron a estos colegas a elegirme, fue una década donde mostré un amplio espectro de recursos humanos, patrióticos en términos de integridad rockera; yo me siento músico de rock en lo individual y también como parte de un colectivo de músicos del mundo; fui versátil, fui narcótico, vengo del olvido y podría estar terminando la década en la cárcel o en el hospital; de hecho empecé esta década en el hospital y la terminé en el rico Luna Park; tengo confianza en la balanza que inclina mi parecer y el de mis colegas.
—¿Le tenés miedo al olvido?
—No hay olvido cuando existe la amistad y el respeto. No le temo al olvido, me parece interesante. Empezar de cero, demostrar. No vivo recostado en una celebridad que puede desaparecer o caducar, nunca fui un optimista. Tengo confianza en mis habilidades aunque no sean extraordinarias. Prefiero cuando la distancia y el tiempo fortalecen los vínculos entre varones, entre personas. Tampoco soy un adicto al reconocimiento, ni a la graciosa impunidad del estrellato.
—¿Cómo fue esta década para vos?
—Fue mi “decadrón”; la empecé en ácido y herido por un bate de “hardball” sin remaches, reinventamos la pasión laica para el mito de El Salmón que solamente nadaba contra la corriente, fui narcotraficante, fui el poeta de los gangsters y yonqui, entré con un “Dr. Sampler” al principado flamenco, sacrifiqué un burro, me fumé hasta el cristal de las pipas, dormí en la escalera una Navidad y volví en primera clase, viajando al lado de un amigo con un corazón valuado en 200 millones de dólares, la amistad de Pappo me sostenía y aprendí a nunca quedarme sin el aliento del día siguiente, me dejé llevar por los Decadentes y la psicofarmacia, unos músicos de Parque Leloir (que creía conocer de alguna parte) me llevaron a Mendoza en autobús, cuando volví (en jet privado) seguía sin creer que tanto regreso era posible; promediando la década ya estaba intacto, en pleno uso de mis facultades psicomotrices; pedí prestados grupos musicales a Ariel, a Paco de Lucía, a Emerson Fittipaldi y reuní mi vieja banda como iluminado por el rayo misterioso de John Belushi; cuando abrí los ojos, miles de muchachas estaban en los hombros de alguien cantando Paloma; hace una semana encontré lo que estaba buscando, lo que había buscado en la ceniza de cada porro y en las balas de los suicidas: La Lucille de David Lebon; el rock del rico Luna Park había cumplido su superlógico ciclo, el fin del mundo estaba servido.
—¿En qué momento te diste cuenta que estabas de “vuelta” en la Argentina?
—No quisiera arruinar esa pregunta contestándola. Creo que voy a guardarme algún secreto para mí; prefiero olvidar cuál fue el filo de la navaja por donde se arrastraba el caracol del regreso, aunque lo recuerde.
—En 2004 ganaste la encuesta del NO con El Cantante, tal vez fue un momento de reencuentro...
—No me acordaba. Esperaba mucho de El cantante. Entiendo que los músicos encuentran cualidades extraordinarias en un disco así, con semejante repertorio.
—Ese día ocurrió el incendio de Cromañón.
—Aquella navidad pintaba bien. Fui a ver a Babasónicos al Luna Park y estaba por grabar con Tito V, el Brian Wilson de la Bersuit. Justo esa noche, alguien me llamó para contarme que había muertos en el local de Omar. Cuatro, cinco, treinta... Es imposible digerir una tragedia como Cromañón. En Argentina no distinguimos el límite entre una broma y la realidad, ni nos damos cuenta si estamos hablando en serio o en broma, como trastornados por los personajes de Alberto Olmedo. La propiedad intelectual de las bengalas terminaron siendo una cadena de cosas que, pudiendo salir mal, salieron peor.
—¿Cómo fue el reencuentro con el público? Pienso que tu presencia en el escenario fue de tímida a avasallante en los últimos tres años.
—Nos quedamos escuchando al Luna Park poseído cantando canciones escritas en el fondo de la noche; sabíamos que eran buenas canciones, pero no habíamos imaginado que aquellas canciones oscuras estarían en todas las gargantas finalmente. Antes, la primera vez no fue timidez, estaba buscando por dónde escaparme del escenario. Me quedo detrás del teclado porque sé cómo tocarlo, porque necesito un año de prácticas antes de confiarle, todo el ébano y el marfil, a un compañero; así fue con Ciro Fogliatta y también con Tito Dávila. En 1999 había tocado el año entero en la guitarra, custodiado por el corazón y la magia de Guillermo Martín y Gringui Herrera. Mi estrategia era el desprecio y la entrega. Todos somos tímidos, pero nunca voy a ser avasallante, quizá me vea “avasallado” por la pasión del público y me rinda frente a la gratitud y a la luz anterior a los instantes. Estoy aprendiendo a dejarme caer por el tobogán del delirio, aunque cuesta un poco leyendo las letras.
—¿Cuáles son tus canciones de la década?
—Creo que mi logro indescifrable fue aquel repertorio narcótico de cientos de canciones escritas entre los primeros días del siglo y los siguientes... no sé, dos años. Incluyendo objetos musicales ajenos al formato de canción de rock, también cuadernos enteros escritos con letra de médico; la grabación conceptual y basurera también conocida como “Camboya profundo” y el “dominio de la técnica”, la sensación de poder escribir y grabar cualquier cosa en cualquier momento. Cuatro jinetes, Hop de realidad, El pasodoble vieja, Mi bandera, El tilín del corazón, 22 de agosto y cientos de grabaciones y canciones... La suma de todo.
—Tinta Roja y El Palacio de las Flores son excursiones a mundos no tan explorados, pero tal vez sea La Lengua Popular el verdadero regreso.
—La Lengua Popular es magnífico, un disco grande. Pero Tinta Roja y EPDLF son discos importantes para mí. Compartir discos con Litto y con Limón es un privilegio puro. Cantar con Niño Josele y con Juanjo Domínguez... Eso es, literalmente, tocar el cielo con las manos.
—Hay dos cosas que me siguen sorprendiendo de tu obra: por un lado, la capacidad de conectarte y ser referente en distintos mundos dentro del rock. Sos referencia para eso que se llama incómodamente rock barrial (Toti te votó en el rubro Disco de la Década con El Salmón), para el rock más elegante (diría Abril Sosa), para el rock mainstream (te votó Pepe Céspedes, digamos), el difuso mundo del indie (te votaron los Nikita, Michael Mike). ¿Ves esa conexión?
—Soy versátil, como virtud o como defecto, o porque crezco escuchando géneros y subgéneros, o porque no tengo raigambre suficiente como para ser... BB King. Me hubiera gustado desarrollarme dentro de un grupo, un estilo, fiel a un curso, a un cauce. Asimismo me siento parcialmente barrial y soy del centro, creo que puedo ser sensible a esas corrientes de humanidad bonaerense; vivo en un permanente asalto a una elegancia que se me escapa, pero confío en la nobleza del intento; y me siento conectado con la independencia y su fuerza centrífuga; creo que tengo que interpretar el sentimiento de mi pueblo, no creo que aquello que es sofisticado tenga que pulverizar el encanto de la música popular tampoco.
—Y, por otro lado, tu notable obra construida durante esta década, aquello de lo que hablás, ¿cuándo empezó a gestarse? ¿De dónde sale esa vorágine por grabar?
—Antes de Honestidad brutal sabía que estaba intentando multiplicar mi repertorio, en cantidad y en peso específico; quería descansar sobre un repertorio inabarcable, no podía conformarme con cinco o seis canciones, y como integrante (de grupos) escribir tres o cuatro canciones por año, a veces parece suficiente, incluso es amigable con el resto de los probables compositores de una banda, a veces una sola canción mueve montañas y consagra la existencia de un músico y sus compañeros de ruta. En los últimos días del siglo XX sentí una fiebre distinta, una urgencia por estar despierto, grabando en el instante crucial de los almanaques; terminé comprando teclados baratos pero creativos, y grabadores obsoletos y voladores; y elegí empezar sin compromisos, sin un fax con cuarenta fechas de recitales, sin bienes materiales ni sentimentales males; escribiendo en biromes sin espina dorsal; encontrando y descubriendo el método “tántrico” de consumo responsable. Irresponsable.
—Otra característica es la fidelidad que tenés con tus amigos: denota una capacidad para escuchar al entorno, y defenderlo durante el transcurso del tiempo.
—Aprendí nuevos valores cuando me aparté un poco del ambiente “que rodea a los músicos”; resulta que también se aprende con los errores y con la violación de la confianza, pero la noche me fue llevando por nuevos pasillos de la ley no escrita de los varones; quise sentarme en la mesa de los delincuentes, ser parte de la noche; sobre los pedazos de los códigos rotos es que se reconstruye una moral más sólida, o se intenta; aprendí conceptos que estaban, pero que no había identificado, no en los barrios que había frecuentado, ni en el ambiente del rock nativo. Me curtí un poco.
—Dejame suponer que del mundo del hampa te atraen los códigos de fidelidad.
—Mis vínculos son sinceros y sanguíneos. Soy amigo de mis amigos, no soy fetichista. Buscaba otro mundo y ochenta mundos, y me encontré con la noche, la noche de Buenos Aires, así llegué a los barrios del sur, Pompeya y más allá. La atracción fue mutua y la confianza también. Fui aceptado, respetado, querido. Lo sigo siendo. Soy “poronga” honorario
—Peter Capusotto salió tercero en el rubro (vos lo votaste en “fenómeno”, y tiene muchos votos como artista de la década también). ¿Pensás que ayudó a que el rock pueda reírse de sí mismo? ¿Seremos todos un gran Spinal Tap?
—Una cosa es que el rock se ría de sí mismo, porque la autoironía es una medicina necesaria, reírnos de nosotros nos va a salvar; otra cosa es que cualquiera se ría del rock y de los que lo hacemos; eso tampoco es algo grave, pero no lo hagan desde la inconsistencia de un teclado de blog, los comentaristas espontáneos son “casi humanos”, merecemos mejores enemigos. Y yo ni siquiera tengo Internet, contesto los reportajes desde un Cyber Starbucks en el Once. Capusotto es un artista de esta década, y uno de los mejores, porque el humor es un arte, supongo... Capusotto son nuestras plegarias atendidas, es una suerte que exista un programa tan gracioso y de naturaleza rockera, didáctico en su estupenda selección de videos musicales... Es el equivalente a Spinal Tap, lógico, pero también a The Mighty Boosh y a Ricky Gervais. Lo admiro como humorista y como peronista. Capusotto presidente, Vitico canciller... Soluciones europeas para asuntos internos.
—¿Sos peronista?
—Soy solarista, barcelonista, hedonista ético. El peronismo justicialista es nuestra Roma, es una cuestión compleja y nuestra. Prefiero lo que antes conocíamos como los peronistas auténticos, un discurso y una convicción que sobrevive en el pensamiento de Diego Capusotto o Leonardo Favio (para mencionar dos ejemplos públicos e independientes). Es otra conversación profunda que te voy a seguir debiendo; los soldados montoneros, los erpios, Trelew y las venas abiertas de América Latina.
—En tu último show hablaste de Manu Chao, dijiste algo como “no hace falta que venga Manu Chao a decirnos cómo somos ¿Podrías profundizar la idea?
—También dije “Manu es un diez y lo queremos”. Espero que no necesitemos que nadie nos cuente que existió la Esma, y que hay decenas de miles de asesinados sin tumba; una cuestión realísima, metafísica, histórica y legal. Eso necesita revisitarse siempre. Existe la lucha ejemplar de Madres de Plaza de Mayo y es nuestro orgullo profundo. Ellas nos enseñan lo que es el amor revolucionario.
—¿Cómo será la próxima década?
—La definitiva. Recién estamos descubriendo América.
Durante esta década, la carrera artística de Andrés Calamaro estuvo plagada de canciones. Es que le brotan las historias rimadas por los poros. Esos hits indescifrables, inesperados, acuñados primero en España, después en Buenos Aires, o vaya a saber uno en qué barco, percudieron el inconsciente colectivo de un país que fue en caída libre hasta la crisis de 2001, y desde entonces, a duras penas, remontó. Las canciones de El Salmón, en tanto, acompañaron el momento de mayor producción creativa de un músico que ha logrado conectar su inframundo con todos los estratos del rock argentino, como muy pocos. Tal vez como nadie. Porque El Salmón traga la influencia de su entorno aunque sea por ósmosis, se curte de sus amigos del bajo mundo, sale a rockear con el estadio de fondo, no baja el volumen, defiende los códigos del barrio, y pide que éstos se respeten, arma familia y sigue rockeando, pone el cuerpo como un cowboy bien entrenado, que sabe lo que es cabalgar en el infierno, pone un pez a la plancha y hace un boxset de 5 CDs con El Salmón en 2000, les pone voz propia a Estadio Azteca, La libertad y Las oportunidades en El cantante en 2004, y es disco del año, y así la tropa Leloir le da un empujoncito para El regreso en 2005, y desde entonces las cosas se aceleran y pareciera que no hay fin de año en Buenos Aires si no es con un show de Calamaro. Y cuando las cosas parecen calmarse, Calamaro se regodea un rato con el tango y le pone Tinta roja y gana premios, y se inventa El Palacio de las Flores, y por si alguien duda del camino que ha trazado entonces viene La lengua popular en 2007, donde vuelve a dejar frases perennes en canciones como Cinco minutos más (Minibar), Comedor piquetero, Sexy & barrigón; en 2008 se sube al barco del Indio Solari y como para cerrar la década saca un disco ¡séxtuple!, las obras incompletas de un artista completo.
—¿Qué significa haber sido elegido artista de la década por tus pares?
—Confío en los elementos que empujaron a estos colegas a elegirme, fue una década donde mostré un amplio espectro de recursos humanos, patrióticos en términos de integridad rockera; yo me siento músico de rock en lo individual y también como parte de un colectivo de músicos del mundo; fui versátil, fui narcótico, vengo del olvido y podría estar terminando la década en la cárcel o en el hospital; de hecho empecé esta década en el hospital y la terminé en el rico Luna Park; tengo confianza en la balanza que inclina mi parecer y el de mis colegas.
—¿Le tenés miedo al olvido?
—No hay olvido cuando existe la amistad y el respeto. No le temo al olvido, me parece interesante. Empezar de cero, demostrar. No vivo recostado en una celebridad que puede desaparecer o caducar, nunca fui un optimista. Tengo confianza en mis habilidades aunque no sean extraordinarias. Prefiero cuando la distancia y el tiempo fortalecen los vínculos entre varones, entre personas. Tampoco soy un adicto al reconocimiento, ni a la graciosa impunidad del estrellato.
—¿Cómo fue esta década para vos?
—Fue mi “decadrón”; la empecé en ácido y herido por un bate de “hardball” sin remaches, reinventamos la pasión laica para el mito de El Salmón que solamente nadaba contra la corriente, fui narcotraficante, fui el poeta de los gangsters y yonqui, entré con un “Dr. Sampler” al principado flamenco, sacrifiqué un burro, me fumé hasta el cristal de las pipas, dormí en la escalera una Navidad y volví en primera clase, viajando al lado de un amigo con un corazón valuado en 200 millones de dólares, la amistad de Pappo me sostenía y aprendí a nunca quedarme sin el aliento del día siguiente, me dejé llevar por los Decadentes y la psicofarmacia, unos músicos de Parque Leloir (que creía conocer de alguna parte) me llevaron a Mendoza en autobús, cuando volví (en jet privado) seguía sin creer que tanto regreso era posible; promediando la década ya estaba intacto, en pleno uso de mis facultades psicomotrices; pedí prestados grupos musicales a Ariel, a Paco de Lucía, a Emerson Fittipaldi y reuní mi vieja banda como iluminado por el rayo misterioso de John Belushi; cuando abrí los ojos, miles de muchachas estaban en los hombros de alguien cantando Paloma; hace una semana encontré lo que estaba buscando, lo que había buscado en la ceniza de cada porro y en las balas de los suicidas: La Lucille de David Lebon; el rock del rico Luna Park había cumplido su superlógico ciclo, el fin del mundo estaba servido.
—¿En qué momento te diste cuenta que estabas de “vuelta” en la Argentina?
—No quisiera arruinar esa pregunta contestándola. Creo que voy a guardarme algún secreto para mí; prefiero olvidar cuál fue el filo de la navaja por donde se arrastraba el caracol del regreso, aunque lo recuerde.
—En 2004 ganaste la encuesta del NO con El Cantante, tal vez fue un momento de reencuentro...
—No me acordaba. Esperaba mucho de El cantante. Entiendo que los músicos encuentran cualidades extraordinarias en un disco así, con semejante repertorio.
—Ese día ocurrió el incendio de Cromañón.
—Aquella navidad pintaba bien. Fui a ver a Babasónicos al Luna Park y estaba por grabar con Tito V, el Brian Wilson de la Bersuit. Justo esa noche, alguien me llamó para contarme que había muertos en el local de Omar. Cuatro, cinco, treinta... Es imposible digerir una tragedia como Cromañón. En Argentina no distinguimos el límite entre una broma y la realidad, ni nos damos cuenta si estamos hablando en serio o en broma, como trastornados por los personajes de Alberto Olmedo. La propiedad intelectual de las bengalas terminaron siendo una cadena de cosas que, pudiendo salir mal, salieron peor.
—¿Cómo fue el reencuentro con el público? Pienso que tu presencia en el escenario fue de tímida a avasallante en los últimos tres años.
—Nos quedamos escuchando al Luna Park poseído cantando canciones escritas en el fondo de la noche; sabíamos que eran buenas canciones, pero no habíamos imaginado que aquellas canciones oscuras estarían en todas las gargantas finalmente. Antes, la primera vez no fue timidez, estaba buscando por dónde escaparme del escenario. Me quedo detrás del teclado porque sé cómo tocarlo, porque necesito un año de prácticas antes de confiarle, todo el ébano y el marfil, a un compañero; así fue con Ciro Fogliatta y también con Tito Dávila. En 1999 había tocado el año entero en la guitarra, custodiado por el corazón y la magia de Guillermo Martín y Gringui Herrera. Mi estrategia era el desprecio y la entrega. Todos somos tímidos, pero nunca voy a ser avasallante, quizá me vea “avasallado” por la pasión del público y me rinda frente a la gratitud y a la luz anterior a los instantes. Estoy aprendiendo a dejarme caer por el tobogán del delirio, aunque cuesta un poco leyendo las letras.
—¿Cuáles son tus canciones de la década?
—Creo que mi logro indescifrable fue aquel repertorio narcótico de cientos de canciones escritas entre los primeros días del siglo y los siguientes... no sé, dos años. Incluyendo objetos musicales ajenos al formato de canción de rock, también cuadernos enteros escritos con letra de médico; la grabación conceptual y basurera también conocida como “Camboya profundo” y el “dominio de la técnica”, la sensación de poder escribir y grabar cualquier cosa en cualquier momento. Cuatro jinetes, Hop de realidad, El pasodoble vieja, Mi bandera, El tilín del corazón, 22 de agosto y cientos de grabaciones y canciones... La suma de todo.
—Tinta Roja y El Palacio de las Flores son excursiones a mundos no tan explorados, pero tal vez sea La Lengua Popular el verdadero regreso.
—La Lengua Popular es magnífico, un disco grande. Pero Tinta Roja y EPDLF son discos importantes para mí. Compartir discos con Litto y con Limón es un privilegio puro. Cantar con Niño Josele y con Juanjo Domínguez... Eso es, literalmente, tocar el cielo con las manos.
—Hay dos cosas que me siguen sorprendiendo de tu obra: por un lado, la capacidad de conectarte y ser referente en distintos mundos dentro del rock. Sos referencia para eso que se llama incómodamente rock barrial (Toti te votó en el rubro Disco de la Década con El Salmón), para el rock más elegante (diría Abril Sosa), para el rock mainstream (te votó Pepe Céspedes, digamos), el difuso mundo del indie (te votaron los Nikita, Michael Mike). ¿Ves esa conexión?
—Soy versátil, como virtud o como defecto, o porque crezco escuchando géneros y subgéneros, o porque no tengo raigambre suficiente como para ser... BB King. Me hubiera gustado desarrollarme dentro de un grupo, un estilo, fiel a un curso, a un cauce. Asimismo me siento parcialmente barrial y soy del centro, creo que puedo ser sensible a esas corrientes de humanidad bonaerense; vivo en un permanente asalto a una elegancia que se me escapa, pero confío en la nobleza del intento; y me siento conectado con la independencia y su fuerza centrífuga; creo que tengo que interpretar el sentimiento de mi pueblo, no creo que aquello que es sofisticado tenga que pulverizar el encanto de la música popular tampoco.
—Y, por otro lado, tu notable obra construida durante esta década, aquello de lo que hablás, ¿cuándo empezó a gestarse? ¿De dónde sale esa vorágine por grabar?
—Antes de Honestidad brutal sabía que estaba intentando multiplicar mi repertorio, en cantidad y en peso específico; quería descansar sobre un repertorio inabarcable, no podía conformarme con cinco o seis canciones, y como integrante (de grupos) escribir tres o cuatro canciones por año, a veces parece suficiente, incluso es amigable con el resto de los probables compositores de una banda, a veces una sola canción mueve montañas y consagra la existencia de un músico y sus compañeros de ruta. En los últimos días del siglo XX sentí una fiebre distinta, una urgencia por estar despierto, grabando en el instante crucial de los almanaques; terminé comprando teclados baratos pero creativos, y grabadores obsoletos y voladores; y elegí empezar sin compromisos, sin un fax con cuarenta fechas de recitales, sin bienes materiales ni sentimentales males; escribiendo en biromes sin espina dorsal; encontrando y descubriendo el método “tántrico” de consumo responsable. Irresponsable.
—Otra característica es la fidelidad que tenés con tus amigos: denota una capacidad para escuchar al entorno, y defenderlo durante el transcurso del tiempo.
—Aprendí nuevos valores cuando me aparté un poco del ambiente “que rodea a los músicos”; resulta que también se aprende con los errores y con la violación de la confianza, pero la noche me fue llevando por nuevos pasillos de la ley no escrita de los varones; quise sentarme en la mesa de los delincuentes, ser parte de la noche; sobre los pedazos de los códigos rotos es que se reconstruye una moral más sólida, o se intenta; aprendí conceptos que estaban, pero que no había identificado, no en los barrios que había frecuentado, ni en el ambiente del rock nativo. Me curtí un poco.
—Dejame suponer que del mundo del hampa te atraen los códigos de fidelidad.
—Mis vínculos son sinceros y sanguíneos. Soy amigo de mis amigos, no soy fetichista. Buscaba otro mundo y ochenta mundos, y me encontré con la noche, la noche de Buenos Aires, así llegué a los barrios del sur, Pompeya y más allá. La atracción fue mutua y la confianza también. Fui aceptado, respetado, querido. Lo sigo siendo. Soy “poronga” honorario
—Peter Capusotto salió tercero en el rubro (vos lo votaste en “fenómeno”, y tiene muchos votos como artista de la década también). ¿Pensás que ayudó a que el rock pueda reírse de sí mismo? ¿Seremos todos un gran Spinal Tap?
—Una cosa es que el rock se ría de sí mismo, porque la autoironía es una medicina necesaria, reírnos de nosotros nos va a salvar; otra cosa es que cualquiera se ría del rock y de los que lo hacemos; eso tampoco es algo grave, pero no lo hagan desde la inconsistencia de un teclado de blog, los comentaristas espontáneos son “casi humanos”, merecemos mejores enemigos. Y yo ni siquiera tengo Internet, contesto los reportajes desde un Cyber Starbucks en el Once. Capusotto es un artista de esta década, y uno de los mejores, porque el humor es un arte, supongo... Capusotto son nuestras plegarias atendidas, es una suerte que exista un programa tan gracioso y de naturaleza rockera, didáctico en su estupenda selección de videos musicales... Es el equivalente a Spinal Tap, lógico, pero también a The Mighty Boosh y a Ricky Gervais. Lo admiro como humorista y como peronista. Capusotto presidente, Vitico canciller... Soluciones europeas para asuntos internos.
—¿Sos peronista?
—Soy solarista, barcelonista, hedonista ético. El peronismo justicialista es nuestra Roma, es una cuestión compleja y nuestra. Prefiero lo que antes conocíamos como los peronistas auténticos, un discurso y una convicción que sobrevive en el pensamiento de Diego Capusotto o Leonardo Favio (para mencionar dos ejemplos públicos e independientes). Es otra conversación profunda que te voy a seguir debiendo; los soldados montoneros, los erpios, Trelew y las venas abiertas de América Latina.
—En tu último show hablaste de Manu Chao, dijiste algo como “no hace falta que venga Manu Chao a decirnos cómo somos ¿Podrías profundizar la idea?
—También dije “Manu es un diez y lo queremos”. Espero que no necesitemos que nadie nos cuente que existió la Esma, y que hay decenas de miles de asesinados sin tumba; una cuestión realísima, metafísica, histórica y legal. Eso necesita revisitarse siempre. Existe la lucha ejemplar de Madres de Plaza de Mayo y es nuestro orgullo profundo. Ellas nos enseñan lo que es el amor revolucionario.
—¿Cómo será la próxima década?
—La definitiva. Recién estamos descubriendo América.