09 octubre 2009

42 ANIVERSARIO DEL ASESINATO DEL CHE

9 DE OCTUBRE

ERNESTO GUEVARA LINCH

HASTA LA VITORIA SIEMPRE

Pablo Neruda: Tristeza en la muerte de un Héroe

Los que vivimos esta historia, esta muerte y resurrección de nuestra esperanza enlutada,

los que escogimos el combate y vimos crecer las banderas, supimos que los más callados

fueron nuestros únicos héroes y que después de las victorias llegaron los vociferantes

llena la boca de jactancia y de proezas salivares.

El pueblo movió la cabeza:

y volvió el héroe a su silencio.

Pero el silencio se enlutó hasta ahogarnos en el luto cuando moría en las montañas

el fuego ilustre de Guevara.

El comandante terminó asesinado en un barranco.

Nadie dijo esta boca es mía.

Nadie lloró en los pueblos indios.

Nadie subió a los campanarios.

Nadie levantó los fusiles, y cobraron la recompensa aquellos que vino a salvar

el comandante asesinado.

¿ Qué pasó, medita el contrito, con estos acontecimientos?

Y no se dice la verdad pero se cubre con papel esta desdicha de metal.

Recién se abría el derrotero y cuando llegó la derrota fue como un hacha que cayó

en la cisterna del silencio.

Bolivia volvió a su rencor, a sus oxidados gorilas, a su miseria intransigente,

y como brujos asustados los sargentos de la deshonrra, los generalitos del crimen,

escondieron con eficiencia el cadáver del guerrillero como si el muerto los quemara.

La selva amarga se tragó los movimientos, los caminos, y donde pasaron los pies

de la milicia exterminada hoy las lianas aconsejaron una voz verde de raíces

y el ciervo salvaje volvió al follaje sin estampidos.


Mario Benedetti: Che 1997

Lo han cubierto/ de afiches de pancartas

de voces en los muros

de agravios retroactivos

de honores a destiempo

lo han transformado en pieza de consumo

en memoria trivial

en ayer sin retorno

en rabia embalsamada

han decidido usarlo como epílogo

como última thule de la inocencia vana

como añejo arquetipo de santo o satanás

y quizás han resuelto que la única forma

de desprenderse de él

o dejarlo al garete

es vaciarlo de lumbre

convertirlo en un héroe

de mármol o de yeso

y por lo tanto inmóvil

o mejor como mito

o silueta o fantasma

del pasado pisado

sin embargo los ojos incerrables del che

miran como si no pudieran no mirar

asombrados tal vez de que el mundo

no entienda que treinta años después sigue bregando dulce y tenaz por la dicha del hombre.


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